La esencia del comportamiento de la adivinación: la adivinación es un mecanismo de restricción macro, que a través de retroalimentación psicológica y social (predicciones, creencias, normas culturales) transforma la incertidumbre futura del individuo (similar a un estado de superposición cuántica, un universo aislado o la libertad de un individuo que se aleja de la sociedad) en trayectorias de certeza relativa ("destino"), similar a cómo la sociedad restringe al individuo, cómo una taza restringe a las moléculas de agua o cómo el universo externo restringe nuestro universo. Esta certeza es relativa, depende del entorno y de las creencias, similar a las leyes estadísticas macroscópicas; pero la incertidumbre es absoluta, ya que la libre voluntad, la probabilidad cuántica y la complejidad caótica siempre están presentes, manifestándose en la práctica (como "cultivo" o "cultivar la inmortalidad") o en la elección de "un pensamiento se convierte en Buda, un pensamiento se convierte en demonio."
El demonio de Laplace y la adivinación intentan predecir el futuro a través de información limitada, pero no pueden superar la incertidumbre inherente (cuántica, libre albedrío), la complejidad (caos, emergencia) y los límites computacionales. Por lo tanto: un ser omnisciente y omnipotente no puede existir, la adivinación solo puede ofrecer una certeza parcial y relativa, los individuos pueden romper las limitaciones a través de la elección o la práctica, regresando a la absoluta incertidumbre.
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La esencia del comportamiento de la adivinación: la adivinación es un mecanismo de restricción macro, que a través de retroalimentación psicológica y social (predicciones, creencias, normas culturales) transforma la incertidumbre futura del individuo (similar a un estado de superposición cuántica, un universo aislado o la libertad de un individuo que se aleja de la sociedad) en trayectorias de certeza relativa ("destino"), similar a cómo la sociedad restringe al individuo, cómo una taza restringe a las moléculas de agua o cómo el universo externo restringe nuestro universo. Esta certeza es relativa, depende del entorno y de las creencias, similar a las leyes estadísticas macroscópicas; pero la incertidumbre es absoluta, ya que la libre voluntad, la probabilidad cuántica y la complejidad caótica siempre están presentes, manifestándose en la práctica (como "cultivo" o "cultivar la inmortalidad") o en la elección de "un pensamiento se convierte en Buda, un pensamiento se convierte en demonio."
El demonio de Laplace y la adivinación intentan predecir el futuro a través de información limitada, pero no pueden superar la incertidumbre inherente (cuántica, libre albedrío), la complejidad (caos, emergencia) y los límites computacionales.
Por lo tanto: un ser omnisciente y omnipotente no puede existir, la adivinación solo puede ofrecer una certeza parcial y relativa, los individuos pueden romper las limitaciones a través de la elección o la práctica, regresando a la absoluta incertidumbre.