En el verano de 2025, el colapso del Token Kinto expuso una vulnerabilidad crítica en L2. Debido a un ataque de reentrada que aprovechó la vulnerabilidad del proxy ERC 1967, su capitalización de mercado cayó de 80 millones de dólares a 7 millones de dólares. El evento involucró el robo de 15 millones de USDC, así como la acuñación de 7 millones de Tokens, lo que destacó que, a pesar de que Ethereum se había actualizado a Pectra y adoptado el protocolo BoLD, los riesgos de seguridad aún existían. Dado que las vulnerabilidades de L2 representaron el 40% de los 300 millones de dólares en vulnerabilidades de DeFi en el segundo trimestre de 2025, se recomienda a los inversores que prioricen auditorías, diversificación de activos ponderados por riesgo (RWA) y herramientas de riesgo impulsadas por inteligencia artificial.
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En el verano de 2025, el colapso del Token Kinto expuso una vulnerabilidad crítica en L2. Debido a un ataque de reentrada que aprovechó la vulnerabilidad del proxy ERC 1967, su capitalización de mercado cayó de 80 millones de dólares a 7 millones de dólares. El evento involucró el robo de 15 millones de USDC, así como la acuñación de 7 millones de Tokens, lo que destacó que, a pesar de que Ethereum se había actualizado a Pectra y adoptado el protocolo BoLD, los riesgos de seguridad aún existían. Dado que las vulnerabilidades de L2 representaron el 40% de los 300 millones de dólares en vulnerabilidades de DeFi en el segundo trimestre de 2025, se recomienda a los inversores que prioricen auditorías, diversificación de activos ponderados por riesgo (RWA) y herramientas de riesgo impulsadas por inteligencia artificial.